domingo, 12 de octubre de 2014

Rosas

Hace rato que no tenia que huir a este lugar, hace rato no me encontraba en condiciones de decir, bueno, hay que dejar salir un poquito de esto, es como cuando uno le saca las ''partes feas'' a las plantas para que crezcan mas fuertes, o simplemente elimina las malezas, En años anteriores habria tenido ya esta reflexion acerca de la catarsis, me sucedió en un ambito poco casual, en aquellos años, (no muchos atras en el tiempo) yo trabajaba cortando el pasto de los jardines de las señoras mas malvadas de todo mi barrio. Curiosa aquella que nos contrató una vez. Me despertó el telefono, era mi compañero Nacho, que anunciaba las 9 de la mañana, al tener sueño pesado imploraba llamadas telefonicas para poder volver a la actividad. Al llegar, con la maquina gigante de cortar, que habiamos traido unas cuadras bajo el rayo del sol del mas pleno enero, la señora pretendia que cortemos el pasto, (cosa mas rara), pero el problema no era la tarea en si, sino los obstaculos que teniamos en el medio... Conté cerca de 27 rosales, los cuales se tomaron la molestia de pincharme demasiadas veces. La señora, estricta, nos indicaba que y como hacer, de un modo desagradable por supuesto, como es propio de la gente de esa edad, y fue justamente eso lo que analicé, la gente sufre a lo largo de una vida, cuantos mas años tiene uno, mas sufrimientos puede acarrear, y si estos no son bien llevados con buenos sentimientos, acaba uno en convertirse en eso que tanto miedo me daba. Una vieja chota, según el lunfardo actual. Y me veía ahi, miraba a mi compañero, ambos exhaustos, entrando en nuestra 4ta hora de trabajo bajo el sol, me veía tan debil, herido por los rosales, sudando tierra, sediento. Nacho me miró y me dice, dale negra que son cien pesitos, me pusé contento, recordé la recompensa, y como por arte de magia un ultimo animo de vida surge de mi, y termino el ultimo rosal, hermoso, Nacho se encargaba de las partes en las que habia que ser un hombre, y yo, el mas debil de la manada, me encargaba de enbellecer todo lo que me rodeaba, y bueno tambien tener algun que otro concepto de fisica aplicada para facilitar las cosas. Al terminar, la señora renegó del precio, sin embargo ahi estabamos, habiamos trabajado muchas horas, y queriamos nuestra paga. casi peleando salimos de la casa, y durante todo el camino, mientras trataba de no pensar en el sol, pensé en los rosales, pensé en mí, y pensé en los motivos por los cuales, habría decidido tener un trabajo de verano. En cuanto a los motivos, mi mamá queria que experimentara el valor del dinero, para que pueda entender y valorar cualquier trabajo, y que cualquiera era digno, mas o menos, asi era, o mas bien, hoy en dia supongo que cualquier trabajo es indigno si no es algo que a uno lo llena, pero esta reflexión no se trata de eso. Seguí pensando ahora en los rosales y en la vieja, eran tan importantes para ella, podia verla sufrir cuando arrancaba alguna parte no debida de alguno de ellos, claramente una obsesion dije primero, en segundo lugar pensé en catarsis, una persona con tantos años debe haber sufrido mucho, no habia marido en su hogar asique supongo que viuda, totalmente sola, ningun hijo, hija, sobrino o pariente llamo durante las horas que estuvimos ahi, nadie la visitó. Era simplemente ella, y sus hermosos rosales, lo unico que la mantenia con esperanza. (palabra que detesto). Mas luego pensé en mí y en los rosales, para mí ellos fueron mi enemigo crucial, me demostraron cuan infimo era frente al mundo, y lo mas importante, me demostraron que no era nadie, y que mi vida dependia de otros seres, los cuales al igual que yo eran finitos, es casi como sostenerse en el aire, Pero no me importó, mas aun, mi vida era feliz gracias a ellos, ellos, mi Mamá y Nacho, eran mis rosales. Lo miré a Nacho, sonreí y antes de finalizar la tarde pasamos a gastarnos toda mi mitad del dinero en cervezas y maníes para festejar que no eramos un par de inutiles. Cuando volví a casa, abracé a mamá, y le dije que la amaba como tantas veces.
Tengo una buena memoria, solo que la utilizo para guardar cosas importantes, como cada abrazo, cada frase, cada momento inolvidable. Que se pierden en la infinidad de mis recuerdos.
Gracias Nacho y Mamá, y gracias Irina por seguir perfumando mi vida y tiñendolo todo, del color que pinta el amor.